Adios.

La selección cubana sub20 de futbol se despidió hoy de la eliminatoria mundialista de la CONCACAF tras caer un gol por cero frente al representativo de Panamá y digo se despide, porque la eliminación del conjunto antillano se firmó en la derrota de hace unos días atrás frente a los Estados Unidos.

 

Partido soso, pesado en el que Cuba logró imponer su forma defensiva ante una de las peores Panamá que hemos visto en algún tiempo, chata, sin ideas y a trompicones no supo resolver durante toda la primera mitad la red defensiva cubana que los hizo caer en la desorganización y abrir espacios defensivos que los cubanos trataron de aprovechar sin éxito en la segunda mitad de la segunda parte.

 

Cuba trató de aplicar el mismo libreto en la segunda mitad y el partido marchó con el mismo ritmo de la primera mitad, aunque con un poco más de protagonismo panameño, mismo que le sirvió para improvisar a los 66 y en una jugada muy al filo lograron romper el fuera de juego cubano y a trompicones lograron abrir la cuenta.

 

Una nota discordante para la que Cuba no tenía respuestas, un equipo concebido y entrenado para jugar con corte defensivo y aguantar resultados no estaba preparado para salir a proponer y tal como sucedió previamente en este torneo cuando le tocó tomar el protagonismo, se mostró desorganizado sin muchas ideas y con el jugador que debería mover los hilos en la banca, la apuesta era alguna jugada a balón parado como contra St. Kitts & Nevis y Mario Peñalver casi nos da un regalo inesperado, pero Kevin Quiñones actuó como el mejor defensor panameño e incomodó al matancero cuyo disparo se fue lentamente cerca del poste del marco panameño y con él se fueron las esperanzas cubanas de lograr algo en el partido.

 

Con el pitazo final se dijo adiós al sueño mundialista de un equipo que levantó pasiones, que revivió ilusiones, pero al que se le mutiló y se le puso un alto en el tercer partido de la fase de grupos.

 

El dar por sentada la derrota contra los americanos fue un golpe mortal para un equipo que venía con un gran momento anímico, se rompió la dinámica a los jugadores, se le puso freno a un goleador en racha, y se le apagaron las luces al 10, que vive, sueña y disfruta en la cancha, pero se marchita en la banca y ambas cosas se vieron sobre el terreno hoy, mientras Kevin se mostraba errático, Dairon solo tuvo chispazos.

 

Esta Cuba, a pesar de los pesares, de la llegada al torneo tras dos años sin actividad de la mayoría de los jugadores, de los problemas de la preparación, tenía para más, pero nos mataron, las famosas metas pre competencia, los sobrecumplimientos mediocres que no elevan la vara al máximo nivel y se conforman con previos pírricos.

 

Cuba tiene jugadores talentosos, tiene jóvenes que quieren soñar con el infinito y se creen capaces de conseguirlo, pero tenemos directivos a los que eso pareciera molestarle y le ponen frenos o cortan las alas.

 

Hoy la sub 20 cubana se despide dejándonos un sabor agridulce en los labios y con la sensación de que la historia pudo ser distinta si los que dirigen hubiesen tenido una mayor visión y hubiesen apostado por el talento de los muchachos en vez de dejarlo en el banco, si la historia pudo ser distinta, pero eso, eso ya nunca lo sabremos.