Pensar que Cuba saldría de Volgogrado sin recibir una paliza era algo ilógico y la posibilidad de una goleada histórica en contra era la opción más lógica especialmente después del desmembramiento brutal del seleccionado nacional a manos del Pitirre y su pandilla que incluye a los otros dos mongólicos que responden a los nombres del Pionerito y Papo.
Sin prácticamente ninguna de las figuras que destacaron en los partidos anteriores, a excepción del portero pinareño Raiko Arozarena, con un grupo de niños que sumaban la misma cantidad de minutos que yo en el Campeonato Nacional de Primera: 0.