No me mueve.

 

Pensé que nunca diría esto, pero la verdad que esta selección, o mejor dicho, este ripio de selección que se encuentra en Nicaragua, no me mueve, no me hace sentir esa emoción de otras veces, siento que este equipo, no lo es, y ni siquiera la posibilidad de que algunos de mis “ahijados” como dicen algunos, jueguen hoy logra que sienta hasta apatía de cara a los dos partidos que se avecinan.

 

Y no, no es que haya perdido el amor a la selección, pero esto, no es una selección, ni siquiera es un equipo, es la clara imagen del fracaso institucional y directivo que es la Asociación Cubana de Futbol como institución en General y de sus directivos en forma individual, esto, porque la verdad es que me cuesta llamarle selección equipo es una nueva prueba que los señores Oliet Rodríguez, Miguel Ángel Díaz “Pinelli”, Yulier Herranz y demás directivos no están en condiciones, no están capacitados para dirigir el futbol nacional.

 

Jugadores desperdigados por los aeropuertos del mundo sin poder viajar por tener documentaciones incompletas, pagándose por si mismos estancias en diferentes localidades sin saber si pueden viajar o no ante la indolencia de directivos y responsables de que esos temas hubiesen estado cubiertos de antemano y no sujetos a la improvisación de último minuto.

 

Una “selección” que “entrena” sin su cuerpo técnico, el cual llega apenas unas horas antes del partido y al que sin dudas se les pondrá el dedo si no salen los resultados, si Nicaragua nos barre sobre la cancha.

 

Seamos serios señores, ¿es esto una selección, es esto un equipo que realmente nos representa? Para mi no lo es, más allá del cariño y relaciones cercanas que tenga con muchos de los que estarán esta noche en el Estadio Nacional de Managua. Y es esta cercanía la que me hace sentir de la manera que hoy me siento.

 

Porque más allá del resultado, más allá de que se pueda ganar, esto es un desastre, una falta de respeto a los jugadores, al aficionado, a la selección, a la misma Nicaragua, es un himno a la falta de profesionalismo, sensatez y decencia.

 

 Hoy no juega la selección, no nos engañemos, hoy juegan unos muchachos vestidos con el uniforme de la selección nacional por más que duela, por más que me quieran ponerme en la cruz o atacarme. Hoy por más que me duela y a pesar de ese cariño inmenso por mi Tricolor y ese deseo profundo de que se logre un resultado positivo, hoy esta selección no me mueve.