Esta es la historia del cubano que se
evadió en Canadá, consiguió jugar en Carolina del Sur y ahora sigue empujando
su sueño, por primera vez en solitario.
Es año de Mundial, y eso trae
recuerdos; como también los trae el frío de Utah. O el pensar que por primera
vez ya no está viviendo el día a día con los compañeros de aventura.
Pero todo, absolutamente todo, lo borra el balón, y la alegría de
estar paso a paso consiguiendo los objetivos, aunque aún queden más.
Maikel Chang repasa cómo seguía a Argentina,
incluso para llorar; como por un abrigo casi se viene al suelo el plan para ser
libres y otras varias cosas de una
carrera que empezó en el sueño frente al mar y se va cuajando hoy por hoy ante
una porción de las Montañas Rocosas.
El cubano lo repasó para AS USA, a pocos días de su
debut con Real Monarchs(Monarcas) equipo de
segunda división (USL) del Real
Salt Lake, organización de la MLS.
Recuerdos de la isla
En La Habana está toda la
familia del mediocampista, quien cumplirá 27
años el próximo mes. “Mis bisabuelos
son chinos que fueron a Cuba a estudiar”, empezó por contar. “Mi
abuelo se casó allá”.
Maikel nunca
conoció al abuelo porque falleció cuando él estaba pequeño, pero algo le quedó
claro del orgullo por su apellido. “No es que sea
oriental, sino que sí es Chino de verdad”. En la isla
permanecen su padre y una hermana por parte de la mamá. Él es hijo único para
su padre.
“Me decidí
por el fútbol porque era
mi pasión”, cuenta asegurando que también jugaba al béisbol,
como cubano que se respete. “Pero cuando empecé a gastar mas
tiempo en la calle, jugado fútbol con mis amigos me quede con
el fútbol”.
En Cuba no ha sido nunca fácil ver el fútbol internacional. Pero en época
de Mundial la cosa es a otro precio. “Recuerdo como en la escuela poníamos los
partidos para verlos, porque el Mundial sí se
transmite”.
Allí cae otra
de las grandes memorias. “Sudáfrica 2010, estábamos viendo a
Argentina ante Alemania en un teatro. Alemania le metió 4-0 y salí casi
llorando del cine”.
Pero si esa
no es su selección se preguntarán muchos. “Bueno, es que eso pasa en Cuba, como nuestra selección no hace mucho a
nivel internacional, cada quien tiene su
selección afuera y a mí me gusta mucho Argentina”.
Lo que trae el frío
Tras vivir en
Florida unos meses y luego en Carolina del Sur, Maikel acaba de llegar a Salt
Lake City. “Es lo más frió que
he vivido, soy caribeño y tengo que aceptar que el frío me dio duro”.
dijo. Pero además, esas mismas temperaturas le traen a la memoria el comienzo
de toda esta aventura al escapar la concentración del equipo Cubano para
labrarse su propio camino.
Era 10 de
octubre de 2012, el equipo
llegó a Toronto y Maikel lo tenía todo soñado. Llegaron
al hotel, dejaron sus cosas en los cuartos y bajaron a comer. Al regresar a las
habitaciones, él y dos compañeros
más tomaron la decisión y se bajaron por las escaleras de incendios para
escapar.
“Ya uno se
había escapado y yo les dije a mis compañeros que si esperábamos más corríamos el
riesgo de que nos quitaran los pasaportes y apareciera la seguridad, así que nos
fuimos”.
Pero el frío
era tal que casi daña los planes. “Uno de mis
compañeros se dio cuenta del frío y se regresó porque se le había quedado el abrigo.
Me pareció una locura porque ponía todo en riesgo, pero así sentíamos el frío”.
La aventura
El trio de
futbolistas duró alrededor de dos
días viajando, entre Toronto y Florida, gastando todo el dinero que tenían en
pasajes de bus una vez pisaron el territorio estadounidense. En el paso fronterizo se
presentaron como deportistas cubanos en busca de refugio en Estados Unidos.
“Una guardia
hablaba español y nos ayudó mucho. Al final, entramos al puesto
como al medio día y salimos como a las 11 de la noche. Nos hicieron un montón de preguntas,
llenamos papeles y nos tomaron las
huellas”, detalló.
Maikel no tiene familia en Estados Unidos,
así que dependía de sus compañeros de travesía. “El tío de la novia de uno de
los muchachos nos permitió quedarnos en su casa”.
Obviamente no
era un tema de comodidad sino de obligación. “Por varios meses dormimos en un
colchón en la sala de su casa”, explicó claramente agradecido
sin que eso implique que era una situación para disfrutar.
Pero el
objetivo era claro, jugar al fútbol profesional. “Eran meses de incertidumbre, nos levantábamos, comíamos algo,
salíamos un rato a entrenar, a correr y a llamar mucha gente
para poder buscar equipo”.
Luego de
varias promesas incumplidas, planes desechos y demás, Charleston Battery (USL) les
abrió las puertas. “Un
amigo nos contactó con el entrenador de Charleston que había recibido a Osvaldo
Alonso (el cubano que pasó
una historia similar y hoy es histórico de Seattle Sounders - MLS),
le gustamos y nos dejó en el equipo”.
Ahí realmente
volvió el alma al cuerpo, la aventura tenía algo de sentido y el sueño
empezaba.
Al menos eso
parecía. “Yo no me sentí
tranquilo sino hasta que firmé el contrato en Charleston porque la verdad era que si ellos no
me firmaban yo no tenía para donde coger, quizá a vivir debajo de un puente”,
dice Maikel mirando hacia atrás.
Pero claro,
todos los esfuerzos y malos meses cobraron. “Firmé y me lesioné.
Lloraba todos los días porque pensaba que me iban a despedir”,
cuenta ya reposado. “Me apuraba para regresar y me lesionaba de nuevo. Me daba
miedo hasta ver la cara del entrenador”.
Finalmente la
cosa mejoró y tras pasar toda la temporada lesionado, el descanso del equipo lo
usó para jugar fútbol Indoor. “Al regresar
sorprendí al entrenador con mi estado y mi nivel”.
Y allí el
camino tomó luz. “Al principio no me
interesaba cuanto iba a ganar,con que tuviera un techo
asegurado para dormir por un tiempo fijo, eso ya era suficiente para mí. Pero
las cosas salieron bien”.
En
Charleston, Maikel conoció a su
novia, una colombiana (Barranquillera) que muy pronto llegará a hacerle
compañía en Salt Lake City. Y
allí, dejó a sus compañeros de aventura. Porque ahora el futuro es suyo.
La llegada a Salt Lake City
“Me han
recibido muy bien, hay muchos muchachos latinos y me he sentido como en familia con
ellos”, contó mientras preparan el debut en la temporada de USL visitando a
Tulsa Roughnecks FC.
“Se siente más cerca el paso a la MLS.
Estuve en pretemporada con el primer equipo y ahora todo depende de que haga
bien las cosas”.
Maikel dice
que no se pone metas personales cada temporada, sino que quiere aportar al
equipo. “Queremos ser
campeones esta temporada”, ese es el sueño inmediato.
Obviamente “llegar a MLS es otra parte del
sueño”, y de darse ese paso, seguir soñando porque a pesar de
todos los obstáculos aún hasta ahora sentía temor.
“Al llegar a
Salt Lake City tenía miedo. Todo era
muy nuevo, dejaba
atrás a mis compañeros (con los que se evadió de Cuba)”, pero una vez dado el
primer paso de dejar todo en la isla, no hay forma que una pelota no haga
olvidar el resto e impulse a buscar los objetivos, aunque tenga que dar siempre
un extra.
“Nunca nadie me ha menospreciado por ser
un cubano jugando al fútbol.Pero sabemos que por venir de donde
venimos tenemos que trabajar y demostrar el doble. Si fuera beisbolista, y
cubano, la cosa sería otra”. (Tomado de AS.com)
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