Hace unos días atrás cuando daba la noticia de la suspensión indefinida, o hasta nuevo aviso como les gusta decir al elemento que dirige el futbol y el deporte nacional, de la final del Campeonato Nacional Sub13 y conversaba con un amigo sobre el tema, apareció en mi muro del Facebook la foto del chico que encabeza el escrito.
La compartí, pues si bien la misma intentaba reflejar ese momento único que significa celebrar, gritar el anotar un gol, podría definir muy bien el estado de esos niños cubanos a los que después de tanto sacrificio, de tanto lucharlo y soñarlo se les priva de una final que podría ser quizás la única en sus carreras deportivas, y es que para mi la expresión del llanto el correr con las manos abiertas significaba más que la expresión de esa satisfacción que hablábamos, la de la frustración, la de la rabia contenida, de la impotencia, de ese niño con sueños destrozados que en medio de esos sentimientos corre con brazos abiertos en un campo de futbol en busca de abrazar la esperanza, los sueños que de un plumazo le vuelven a prohibir.
Y es que en Cuba pareciera no importar nada, la desfachatez la indolencia de los dirigentuchos de pacotilla que manejan los hilos del futbol no tiene límites y escudados en las excusas de siempre, el bloqueo y la indicación viene de arriba se dan el lujo de una vez más acabar con los sueños de nuestros muchachos, tal y como se hizo el año pasado con los torneos escolar y juvenil.
Una crisis que sin embargo no pareció afectar al Presidente de la AFC, el Compañerito Oliet Rodríguez quien se la ha pasado paseando por algunas provincias levantando humo y llenándose la boca pregonando sus planes de aumentar el control de los jugadores cubanos, cual si la esclavitud no se hubiese acabado en Cuba hace más de 150 años.
Habrá claro su mercenario de la pluma, su carnero de ocasión, su claria cibernética que salgan en defensa de lo indefendible y es que, en este mundo, para que lo sea tiene que haber de todo y en Cuba para que se siga en los mismos caminos debe haber personajillos miserables como estos o de mezquindad olímpica que se presten para estas cosas sin importar la tristeza, el dolor de los demás.
Habrá a quien no le importe porque para muchos el futbol nuestro, el de casa y sobre todo el infantil, no importa, y es que en su ceguera mediática de likes y compartir, no pueden darse cuenta de que el para que le futbol cubano subsista, para que en verdad el futbol cubano logre un día llegar a un puesto importante se necesita cuidar la base, se necesita apoyar a esos niños de sueños rotos a esos entrenadores de la base, que aun sin nada lo dan todo para inculcar el amor por este deporte, por pulir cada detalle: enseñar a recepcionar un balón, a dar un pase o trabajar en equipo, algo que cada día se olvida más y más.
Del otro lado claro está, están los que a la verdad nos interesa, están esos entrenadores, están esos niños, está los padres, esos que dejan todo, que arañan en medio de una crisis brutal, cada centavo, cada peso para apoyar los sueños de sus hijos, comprarle uniformes, pagar viajes, comidas o estar cada fin de semana desde la línea de cal, bajo el sol apoyando a sus muchachos, verlos crecer llorar con ellos las derrotas o sonreir y disfrutar con ellos cada gol cada triunfo, a esos, a esos le debemos respeto, a esos le debemos un par de minutos de nuestras ocupadas vidas periodísticas, blogueras o youtuberas a ellos debemos un espacio aunque no den likes, aunque no den seguidores, ni compartir ni tampoco se hagan virales, porque ellos son el futuro del futbol en nuestro país, ellos son los que el día mañana llamarán cracks y harán que sus espacios se llenen de todas esas cosas triviales que les fascinan.
Roguemos que el futbol no se apague, exijamos que nuestros niños jueguen sus finales, que sea la cancha la que decida y no un plumazo quien es el Campeón y que cada minuto de trabajo y sacrificio sea recompensado, no robado.
Tienes toda la razón tenemos una crápula de dirigentes, que Dios me perdone, pero tenemos los dirigentes más ineptos de toda la faz de la tierra en todas las facetas de la vida del cubano. No sé espero que eso acabe pronto
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