Historia conocida.

Hace unos días atrás cuando escribía sobre la suspensión de la final del Campeonato Nacional Femenino de Futbol en Cuba, un amigo me aclaraba de que no había sido suspendida, sino aplazada y que se jugaría a partir del día 21 en Santiago de Cuba, desconfiado por naturaleza y más conociendo la bajeza de los directivos del futbol cubano, le comentaba que hasta no ver no creer y es que fe… tengo muy poca.

 

Dicho y hecho, después del parapeto armado en el que se hablaba de que ya todo estaba listo y hasta la transacción monetaria a Santiago ya se había hecho y todo estaba listo para el torneo, en el día de ayer, tal y como avisábamos en nuestras redes sociales, los Dueños del Futbol le avisaron a los técnicos que no se vistieran que no iban y que la final quedaba suspendida por... problemas de logística. Misma historia que una semana antes cuando se decía se jugaría en La Habana.

 

Y me preguntó ¿No es que estaba ya todo listo? ¿Cómo es que el avituallamiento logístico desapareció de un día para otro, por segunda vez en menos de un mes? ¿A dónde fue a dar la transacción bancaria?

 

Preguntas, que claro, quedarán sin respuestas, porque a nadie le interesa saber, porque el futbol femenino, más allá de la verborrea oficialista sobre la igualdad y la inclusión, importa sólo a las jugadoras, a sus familiares, a los técnicos, a muy pocos aficionados y al calvo de Miami que según algunos subnormales de espíritu carneril buscan desacreditar aduciendo que tengo problemas personales, con los “angelitos” que manejan el futbol en Cuba.

 

Es difícil concebir mayor descaro, mayor burla hacia nuestras muchachas, que por partida doble debieron prepararse para una final que muy seguro nunca se jugará y ojalá me equivocara en esto último pero a lo expresado en el párrafo anterior a la poca importancia que se le da el torneo, está el hecho que ante la FIFA ya se jugó el torneo y esto justificará la utilización o malversación de los fondos destinados al desarrollo del futbol femenino y su Campeonato Nacional, nadie irá a preguntar si se jugó o no la final o por qué no se jugó.

 

De igual una burla a los entrenadores, a los cuerpos técnicos de los equipos, esos que ayer tenían que pararse delante de sus niñas para decirles de nuevo que no se jugaría la final, esos que tuvieron que apretarse el pecho de la frustración, la impotencia y la tristeza al ver los rostros de sus discípulas al darles la noticia.

 

Un desastre, un ataque directo al desarrollo del futbol y a la mujer cubana, un desprecio total hacia el deporte que deben defender y desarrollar, pero mañana saldrán a justificar todo con el “viene de más arriba” como todo en nuestro país, o será culpa del bloqueo y es que la ineptitud, la falta de valores y la delincuencia organizada de estos tipejos siempre caerá en esos famoso sacos.

 

No habrá final, porque no les interesa, porque el dinero ya está del otro lado, habrá un Campeón, eso casi seguro porque al papel hay que meterle todo lo que aguante.