Hoy solo sirve ganar

O debería, tras la penosa actuación frente a Guatemala de hace unos días atrás y con el antecedente de la derrota del rival de hoy ante un equipo de la segunda división guatemalteca hace la misma cantidad de días.

En condiciones normales exigiría a mi equipo que ganara, que el rival así lo amerita, sin menospreciar a nadie y aún sabiendo que cada partido es un mundo diferente, esa sería la exigencia: ganar.

Pero me cuesta, me cuesta mucho, porque veo a mi selección, que aunque es de todos no sigue siendo para todos, y me duele.

Me duele porque conozco los avatares de la travesía hasta este partido, desde el viaje, pasando por los problemas de visado de nuestro técnico y una de nuestras figuras principales que casi les impide estar en el partido de hoy, pasando por la comida y terminando por un vestuario con muchas molestias que ni si quiera ha recibido sus pagos.

Problemas que se amontonan y que clarias, Sub normales e ilusos tratan de desmentir o tergiversar en nombre de lo mal hecho con la pérfida intención, tal vez, de después pregonar que nuestro fútbol no sirve que no está en nuestro ADN o recibir una palmadita en la espalda de sus amos por su labor cibernética destacada.

Tal vez con la complicidad involuntaria de los mismos seleccionados que aunque luchan en el interior del grupo no lo traen a la luz pública como cualquier otro seleccionado, posiblemente por la misma fragmentación de un grupo en el que algunos no tienen nada que perder y otros arriesgan todo y es que el temor de que los Segundos queden afectados los primeros guardan silencio público, una asignatura pendiente aún para graduarse de adulta a una selección que empieza a caminar hacia la adultez.

Hoy juega juega una selección golpeada no solo en lo deportivo sino también en lo administrativo y habrá quien diga que no es culpa de los jugadores el mal accionar, pero a estas alturas no se cuanta culpa o no tendrán y hasta cuando la tendrán, porque el silencio te hace cómplice y partícipe.

Hay quienes luchan y quieren lo mejor pero el silencio los desarma.

Hoy juega Cuba y yo como fanático quiero una victoria, como siempre, pero no puedo exigirle una victoria, ni siquiera que jueguen bien, pero quizás si pueda como el resto de nosotros, como amantes de nuestra selección, que se levanten de la mesa, se pongan los pantalones largos y den un puñetazo de autoridad ante las faltas de respeto, es horas de cerrar filas detrás de quienes los apoyan y luchan por ustedes, detrás de los verdaderos líderes en el grupo, porqie si no lo hacen pronto no habrá esos líderes y las defensores terminarán agotados.

Ganar o perder hoy es secundario, porque en Cuba, a pesar del resultado en la grama, en lo administrativo, hace mucho tiempo el fútbol está perdiendo por goleada.