La
palabra se usa cada vez mas, se repite hasta el cansancio como un clamor del
pueblo que quiere ver a sus mejores jugadores en la selección, una palabra que
hasta cierto punto discrimina porque no abarca a todos los que en ella debieran
incluirse.
Y es
que en el argot del fanático, de algunos medios y del oficialismo es usada sólo
para describir a aquellos que juegan fuera del país con contratos gestionados
por ellos mismos sin la intervención del INDER, una palabra que incluso para
muchos, incluso para algunos de los que reclaman su presencia no se incluyen a
los que un día jugaron en la selección nacional y la abandonaron en algún
torneo para ir en busca del sueño que en Cuba se les negaba, estos tan
marginados como los otros son incluidos en un escalón más bajo, los segregados.
Por
ello si yo fuera legionario no pondría un pie en la selección nacional, por
principios no me rebajaría a mendigar mi presencia en una selección que no
representa a todos los cubanos, una selección que margina y discrimina que no
es inclusiva y que representa el interés de solo unos pocos.
No
podría porque me dolería ver como a muchos de mis compañeros se les retira el
pasaporte, como no tendrían mis mismos derechos y libertades que yo podría
tener, no podría porque por dignidad no mendigaría un derecho que es tanto mío
como el de todos los cubanos.
No lo
haría porque sería representar una institución que le niega a sus jugadores el
derecho de jugar en clubs extranjeros, negando pases internacionales o
dilatando trámites sencillos que hacen que las oportunidades de jugar
profesionalmente, o se les castiga, suspende cuando buscan esos sueños sin la
venia del INDER sin importar todo lo que hayan aportado a la selección o al
país
No lo
haría porque ayudaría a enmascarar los grandes problemas internos del futbol
cubano, la corrupción cabalgante, el robo de recursos, el olvido de nuestros
atletas, desde las áreas especiales hasta la selección nacional.
No lo
haría porque no podría extenderle la mano y sonreír a quienes han acabado con
el futbol de mi país y con el futuro de tantos futbolistas.
No, no
vendría a la selección, aunque se partiera el alma, aunque cada gol en contra o
derrota sea un puñal en mi alma .
En
Cambio si lucharía, usaría mi voz para denunciar la verdad del futbol cubano,
para pedir mayor libertad para los jóvenes que hoy se encuentran en la
selección, para los que juegan en los Campeonatos Nacionales e incluso para
esos talentos jóvenes que surgen en esas cantera inagotables de talento que son
nuestros solares y calles.
Esa
libertad de poder salir, de poder jugar libremente en cualquier rincón del
mundo sin pedir una carta de libertad, sin tener que huir por la puerta de
atrás de un hotel para poderlo hacer, para que no tengan que abandonar su; nuestra
querida selección a sus familias para poder hacerlo, para que puedan regresar y
defender nuestros colores como cualquier futbolista del mundo.
Hasta
entonces, hasta que no se cambie, no vendría, porque la selección, la patria no
es propiedad de solo algunos y no se mendiga, es el derecho de TODOS los que
llevamos la sangre cubana, donde quiera que juguemos, donde quiera que estemos.
Pero todo futbolista cubano que quiera irse del país está libre de hacerlo, solo tiene que solicitar visa al país al que quiere ir, es decir, no tiene que esperar "irse por la puerta de atrás de un hotel"
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