Por Gonzalo Piñeiro (Tomado de Cubalite)
Hace pocos años, Hubernesto Mutis publicó en su muro de Facebook una
fotografía junto a Roque Mesa. Un referente. Aparecía junto al pequeño
centrocampista y, justo al lado, posaba orgulloso con Jonathan Viera, la
joven estrella canaria. Por aquel entonces Las Palmas sorprendía a
medio mundo con su juego vistoso y buenos resultados en la Primera
División, bajo el sello inconfundible de Quique Setién. La comitiva
española llegó a Estados Unidos como parte de un campamento de verano
con el presidente Miguel Ángel Ramírez a la cabeza.
En los días de estancia en Miami, algún ojo avezado se fijó en las
buenas maneras del joven cubano. Según aseguran testigos directos, fue
Manuel Rodríguez Tonono, jefe de formación y captación del club canario,
quien vio algo diferente en Mutis y le extendió la invitación a
probarse en territorio canario. La perseverancia del joven cubano y la
de su familia también provocaron que las puertas se abrieran.
Hubernesto lleva casi toda su vida dedicada al fútbol. A los
cinco años ya su padre le había enseñado lo básico de este deporte y
asistía por las tardes a un terreno cercano para practicar con un
entrenador. A partir de ahí, el idilio fue fortaleciéndose con el paso del tiempo. Quienes
lo vieron en los campeonatos pioneriles garantizan que ya, a tan
temprana edad, era de los mejores del país en su categoría.
“Recuerdo que a partir de los siete años empecé a jugar una categoría
por encima de la que me correspondía. Fue un período muy bonito, donde
hacía lo que me gustaba con la inocencia típica de un niño. Conseguí
muchos goles y me formé como futbolista gracias a esos torneos
organizados en Cuba”, narra Mutis.
La vida lo llevó luego a Estados Unidos. La corta carrera construida en el fútbol en tierras antillanas fue interrumpida. Comenzaron
entonces las gestiones para que Hubernesto regresara a las canchas y,
con la ayuda incondicional de Mario Lara, ingresó en las filas del
Fortuna SC, un club netamente cubano incrustado en el calendario
balompédico miamense.
“La decisión de no abandonar el futbol siempre me ha marcado el
camino. Inmediatamente después de llegar a los Estados Unidos empecé a
entrenar e intenté ponerme nuevamente en forma. En ese momento fui
a probarme a la academia que en su momento era del Real Madrid, por lo
que desde aquel instante, hasta que cumplí los 18 años, jugué en dicha
academia”.
El último paso en esta aventura, quizá el más osado, lo dio hace
apenas unas semanas, cuando viajó a las Islas Canarias a probar suerte
en el club más representativo de la región junto al Tenerife. “Un año
atrás, cuando Las Palmas trajo una parte de su plantilla, tuvimos un
partido amistoso contra ellos. Luego, el que era mi entrenador en ese
momento, se mantuvo en contacto con algunos directivos del club, pero nadie
pudo ir a probarse porque querían ir con toda la plantilla, por eso
tomo la decisión de viajar por mi cuenta, siempre con el apoyo de
Tonono, el jefe de captación del club”.
Desafortunadamente, Mutis recibió muy pocas oportunidades durante su período en el equipo B de Las Palmas.
Entrenaba como el que más, pero su esfuerzo no fue recompensado con
minutos sobre la cancha. Iniciada la temporada europea, con todas las
plazas cubiertas, su incorporación era prácticamente una utopía. Así se
lo comunicaron, aunque antes fue despedido con una invitación del
presidente al palco de honor durante un encuentro de la actual campaña.
De cualquier forma, el talentoso mediocentro cubano continúa buscando
fortuna en suelo español. Algunas amistades lo han acogido y, tras un
breve paso por Barcelona, con entrenamientos incluidos en el
Gravamet de Tercera División, ahora aguarda en Madrid la posibilidad de
conseguir el ansiado puesto en una entidad de la nación hispana. El fútbol es lo suyo, asegura, y no está dispuesto a marcharse antes de gastar hasta el último as que reserva bajo la manga.
“Estoy dispuesto a seguir buscando suerte aquí en España porque es mi
sueño. Yo quiero jugar al fútbol profesional”, asegura convencido de
que el destino terminará sonriéndole. El talento está, los deseos
sobran… solo resta que la ruleta de la suerte le haga un guiño, y tan
rápido como se abra una puerta, llegarán los goles y el esfuerzo para
intentar introducirse en algún club español. De no ser así, Mutis
intentará escurrirse entre las persianas. El caso es entrar.
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