Regresar
a Toronto implica un algo de nostalgia para el delantero cubano Heviel
Cordovés, allí en Septiembre del 2012 daba un paso trascendental en su vida, un
paso que cambiaría para siempre su historia y que lo llevaría a una nueva vida,
aquel septiembre, juntos a sus grandes amigos Maikel Chang y Odisnel Cooper
dejaban la concentración de la selección nacional de futbol para salir en busca
de su sueño de ser jugadores profesionales.
Ayer,
cumplido su sueño, regresó a la ciudad canadiense con su equipo el Richmond
Kickers para un nuevo encuentro de Campeonato de la USL 2018 buscando como hace
6 años atrás un nuevo comienzo, abrir una nueva puerta en su carrera deportiva
tras haber tenido que estar en la gradas y en el banco de suplentes debido a
una inoportuna lesión sufrida hace varias semanas atrás justo cuando mejor
estaba.
Y
Toronto pareció ser de nuevo la cábala justa y precisa para el nuevo comienzo
pues el grandulón regresó al once titular del Kickers, un Kickers que padece de
anemia, en el medio campo, de jugadores creativos algo que ayer fue más que
evidente ante uno de los peores equipos de la Liga.
Pelotazos
a profundidad o juego a la vieja ultranza inglesa, bajar por las bandas y tirar
centros fue el pan del día para un Cordovés que se vio muy activo en la
delantera del equipo rojo.
A pesar
de la soledad y el aislamiento el Cordo fue capaz de crear zozobra en más de
una vez en la zaga del Toronto, con corridas en diagonal buscando el espacio
entre sus marcadores con lo que logró en varias ocasiones rematar a puerta
aunque casi siempre en posiciones complicadas o con la marca encima.
Unos
muy buenos primeros 45 minutos del cubano que en la segunda mitad fue mermando
al parecer por el cansancio propio de la inactividad y de total desaparición
del medio campo del Kickers que apenas
logró tener dominio del balón y en el que la característica más notoria fue la
imprecisión en los pases.
En el
minuto 71 el Motor dejaba el campo de juego dándole paso a Osel-Wusu, dejando
una buena impresión pero con la sensación de que tendrá que hacer milagros para
anotar goles ante el poco respaldo y pobreza de ideas y juego colectivo del
Richmond.
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