La tremenda noche del arquero santigüero Nelson Johnston y la mala puntería de los delanteros nicaragüenses nos salvaron de una derrota catastrófica en el segundo partido amistoso contra Nicaragua que acaba de terminar con victoria de los piloneros dos goles por cero.
Si bien uno no es tan malo cuando pierde ni tan bueno cuando gana, mas allá de las esperanzas de poder conseguir un empate en la despedida teniendo en cuenta lo romo del ataque nica evidenciado en el primer partido, la derrota de hoy era algo previsible por el estado en que se encontraba el equipo, debido a las múltiples bajas y el poco nivel mostrado en el primer juego más allá de los tres goles conseguidos.
Tal y como se esperaba Nicaragua, que introdujo varios cambios salió como tromba sobre el marco cubano y a los 5 minutos, con la receta que había intentado durante los 90 minutos anteriores, desborde y centro al corazón del área, consiguió ponerse arriba en el marcador.
Si bien Cuba trató de reaccionar, más trompicones que con ideas, los locales continuaron controlando el partido que terminaría por inclinarse a su favor tras la salida de Piedra lesionado tras un encontronazo en la mitad de la cancha y la expulsión del hombre de las luces en el once cubano Dayron Reyes por doble amarilla en el tiempo de compensación de la primera mitad.
Con superioridad numérica y un rival sin ideas futbolísticas, desorganizado y buscando el arco a base de potencia, Nicaragua se sentía cómoda en un sube y baja de intensidades que casi termina costándole el empate cuando el único disparo cubano al marco de los cubanos en 90 minutos, de Paradela en un tiro libre que el portero nica manoteó y que dio en el poste.
El postazo despertó a los locales del letargo y se decidieron a buscar el marco cubano al que llegaron con mucha libertad obligando a Johnston a crecerse con algunas atrapadas de gran nivel siendo ayudado en muchas ocasiones por la falta de puntería de los delanteros piloneros que una y otra vez hacía la más difícil: fallar.
La inoperancia frente al marco cubano de los locales, aun en el medio del desconcierto cubano, mantenía la ilusión que en un balón parado se podría conseguir el milagro que no llegó. Lo que si llegaría sería la justicia y a los 88 minutos Nicaragua conseguía su más que merecido segundo gol y sentenciaba el partido.
Victoria clara de Nicaragua, que terminó desnudando las falencias de la selección cubana, llena de improvisaciones, de ausencias y falta de preparación, gracias a la mala gestión de los directivos.
Hoy algunos buscarán justificaciones, hablaran del arbitraje, de Pablo Elier o de algún jugador, porque siempre es mejor andar por las ramas que ir a la raíz de los problemas, hoy la selección lució como un equipo callejero, producto a los malos manejos de los Federativos, pero también a la complicidad de algunos periodistas, youtubers, fanáticos y mismos jugadores que prefieren mirar al lado que tomar compromisos.
La selección anda dando tumbos y no es culpa de Mario Lara que la llama por su nombre y hiere sensibilidades de algunos que pareciera les quitaron la merienda en la escuela, dejémonos de niñerías señores, dejemos las sensibilidades a un lado, salvar la selección no es cuestión de traer legionarios, salvar la selección es exigir respeto a ella, a los jugadores a los aficionados, es señalar a los verdaderos culpables, pedir explicaciones y tomar medidas, si no sirven, si no saben que se vayan, adiós y muchas gracias por nada.
Salvar la selección está en manos de todos, o actuamos o nos seguirán dando estos ripios, respeto señores
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