Tras perderse la edición del 2019 debido a la “eminente invasión gringa a Venezuela y a la imposibilidad de asegurar la seguridad de nuestros muchachos” en Brandenton, Florida (según lo dicho, claro está, por la AFC Cubana en para justificar la ausencia al evento, la selección cubana de futbol sub 17 regresa al máximo evento de la categoría en la zona con el sueño de poder ganar uno de los cuatro cupos que otorga el certamen al Mundial de Perú.
Un sueño que tiene a estas alturas más cara de pesadilla que el de un cuento de hadas con final feliz y es que aunque reconocerlo y viendo las carencias y limitaciones que llega el grupo pensar de otra forma es algo fuera de cualquier lógica del análisis deportivo.
Y es que cuando se tiene la responsabilidad de informar o analizar debemos quitarnos las camisetas de la pasión o cheerladers y aferrarnos a la realidad brutal que afecta a esta selección.
Es entendible que los jugadores concurran con esa fe inquebrantable de poder lograr el ansiado boleto mundialista, ese no sentirse inferiores a nadie y de que ese amor por su patria los impulsará a los triunfos y entendible que familiares ya amigos anden ese derrotero junto a ellos, porque además de no sentirlo sería menor quedarnos en casa.
Es entendible, que algunos personajes de plumas pagadas dejen sobre el teclado o el papel frases rimbombantes, vendan esperanzas o hagan análisis poco apegados a la realidad y es que al final quien paga es quien dicta las letras.
Pero a nosotros no nos paga nadie y tampoco la pasión de lazos familiares nos limita en el análisis. Si bien al igual que todos queremos una buena actuación cubana en dicho torneo, factores externos no nos ciegan y tratamos de apegarnos a un análisis objetivo.
Para iniciar hay que hablar que el conjunto dirigido por Sevillano es casi el mismo que hace un par de meses estuvo en el Torneo de la UNCAF y que dejó una muy pobre imagen en todos los aspectos del juego. Un equipo que en su momento, en el análisis que hicimos al concluir el torneo mencionamos había sido el más flojo de los Sub17 cubanos que habíamos tenido la posibilidad de ver en más de 20 años.
Un grupo de muchachos, que claro, tuvieron que enfrentar la paralización casi total de sus actividades futboleras debido a la pandemia del Covid, algo que ningún otro de sus antecesores tuvo que enfrentar y que es sin duda un golpe demoledor en el desarrollo futbolístico de cualquier atleta y que lo puso en desventaja evolutiva con respecto a jugadores de otros países que se recuperaron de manera más rápida de la pandemia y pudieron sus jugadores regresar de manera más pronta a la actividad deportiva
Por lo que cabe preguntarse ¿Cuánto pudo mejorar este equipo en ese lapso de tiempo?
Para ser sincero no creo que mucho, esta selección cubana llega con una anemia de partidos de preparación, ni Artemisa, ni mucho una Habana diezmada por deserciones de jugadores que han buscado otros rumbos sean un buen medidor o un buen fogueo para los bisoños.
Llegan además con un déficit en el aspecto de preparación pes al equipo se le debió las cargas durante los entrenamientos debido a los problemas alimentarios que afrontaron, un tema importantísimo que ha sido curiosamente dejado fuera de todos los análisis y puntos de vista expuestos por las personas cercanas al proceso y entrevistadas por medios oficiales o “alternativos” y que además de lo que pudo afectar e la preparación en la cancha, también afecta el estado de los chicos que deberán ahora enfrentar los efectos de la altitud en la que deberán jugar.
Después está los rivales, que, si bien a estas edades son impredecibles, Costa Rica, Tercer Lugar en el Torneo Sub 16 de la UNCAF celebrado en octubre del año pasado y Jamaica (con varios jugadores jugando en Academias de equipos de la MLS) parecen superiores a los nuestros o al menos llegan con mejor preparación, algo vital si se quiere obtener un buen resultado en cualquier torneo.
Solo Guadalupe, con una nómina formada completamente por jugadores que juegan en su Liga local, en su primera presencia en la final de una Sub 17 de la CONCACAF parece un equipo al asequible para los dirigidos por Sevillano y ante el cual deberán buscar los tres puntos que le permitan acceder a la segunda ronda del torneo (clasifican los tres primeros de cada grupo), una meta que creo, por las condiciones en la que se llega al torneo es la meta más realista que se puede pensar.
Habrá pues que esperar hasta el día 12 cuando por primera vez nuestros chicos pisen la cancha para ver cómo se desarrolla y termina esta nueva odisea de una selección cubana de futbol.
Suerte muchachos desde acá, como siempre apoyándolos, eso si con los pies puestos en la tierra.
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