sábado, 24 de marzo de 2018

Maikel Chang, de La Habana a Salt Lake de la mano de la pelota



Esta es la historia del cubano que se evadió en Canadá, consiguió jugar en Carolina del Sur y ahora sigue empujando su sueño, por primera vez en solitario.

Es año de Mundial, y eso trae recuerdos; como también los trae el frío de Utah. O el pensar que por primera vez ya no está viviendo el día a día con los compañeros de aventura.
Pero todo, absolutamente todo, lo borra el balón, y la alegría de estar paso a paso consiguiendo los objetivos, aunque aún queden más.

Maikel Chang repasa cómo seguía a Argentina, incluso para llorar; como por un abrigo casi se viene al suelo el plan para ser libres y otras varias cosas de una carrera que empezó en el sueño frente al mar y se va cuajando hoy por hoy ante una porción de las Montañas Rocosas.


El cubano lo repasó para AS USA, a pocos días de su debut con Real Monarchs(Monarcas) equipo de segunda división (USL) del Real Salt Lake, organización de la MLS.

Recuerdos de la isla

En La Habana está toda la familia del mediocampista, quien cumplirá 27 años el próximo mes. “Mis bisabuelos son chinos que fueron a Cuba a estudiar”, empezó por contar. “Mi abuelo se casó allá”.

Maikel nunca conoció al abuelo porque falleció cuando él estaba pequeño, pero algo le quedó claro del orgullo por su apellido. “No es que sea oriental, sino que sí es Chino de verdad”. En la isla permanecen su padre y una hermana por parte de la mamá. Él es hijo único para su padre.
“Me decidí por el fútbol porque era mi pasión”, cuenta asegurando que también jugaba al béisbol, como cubano que se respete. “Pero cuando empecé a gastar mas tiempo en la calle, jugado fútbol con mis amigos me quede con el fútbol”.

En Cuba no ha sido nunca fácil ver el fútbol internacional. Pero en época de Mundial la cosa es a otro precio. “Recuerdo como en la escuela poníamos los partidos para verlos, porque el Mundial sí se transmite”.

Allí cae otra de las grandes memorias. “Sudáfrica 2010, estábamos viendo a Argentina ante Alemania en un teatro. Alemania le metió 4-0 y salí casi llorando del cine”.

Pero si esa no es su selección se preguntarán muchos. “Bueno, es que eso pasa en Cuba, como nuestra selección no hace mucho a nivel internacional, cada quien tiene su selección afuera y a mí me gusta mucho Argentina”.

Lo que trae el frío

Tras vivir en Florida unos meses y luego en Carolina del Sur, Maikel acaba de llegar a Salt Lake City. “Es lo más frió que he vivido, soy caribeño y tengo que aceptar que el frío me dio duro”. dijo. Pero además, esas mismas temperaturas le traen a la memoria el comienzo de toda esta aventura al escapar la concentración del equipo Cubano para labrarse su propio camino.

Era 10 de octubre de 2012, el equipo llegó a Toronto y Maikel lo tenía todo soñado. Llegaron al hotel, dejaron sus cosas en los cuartos y bajaron a comer. Al regresar a las habitaciones, él y dos compañeros más tomaron la decisión y se bajaron por las escaleras de incendios para escapar.

“Ya uno se había escapado y yo les dije a mis compañeros que si esperábamos más corríamos el riesgo de que nos quitaran los pasaportes y apareciera la seguridad, así que nos fuimos”.
Pero el frío era tal que casi daña los planes. “Uno de mis compañeros se dio cuenta del frío y se regresó porque se le había quedado el abrigo. Me pareció una locura porque ponía todo en riesgo, pero así sentíamos el frío”.

La aventura

El trio de futbolistas duró alrededor de dos días viajando, entre Toronto y Florida, gastando todo el dinero que tenían en pasajes de bus una vez pisaron el territorio estadounidense. En el paso fronterizo se presentaron como deportistas cubanos en busca de refugio en Estados Unidos.

“Una guardia hablaba español y nos ayudó mucho. Al final, entramos al puesto como al medio día y salimos como a las 11 de la noche. Nos hicieron un montón de preguntas, llenamos papeles y nos tomaron las huellas”, detalló.

Maikel no tiene familia en Estados Unidos, así que dependía de sus compañeros de travesía. “El tío de la novia de uno de los muchachos nos permitió quedarnos en su casa”.

Obviamente no era un tema de comodidad sino de obligación. “Por varios meses dormimos en un colchón en la sala de su casa”, explicó claramente agradecido sin que eso implique que era una situación para disfrutar.
Pero el objetivo era claro, jugar al fútbol profesional. “Eran meses de incertidumbre, nos levantábamos, comíamos algo, salíamos un rato a entrenar, a correr y a llamar mucha gente para poder buscar equipo”.

Luego de varias promesas incumplidas, planes desechos y demás, Charleston Battery (USL) les abrió las puertas. “Un amigo nos contactó con el entrenador de Charleston que había recibido a Osvaldo Alonso (el cubano que pasó una historia similar y hoy es histórico de Seattle Sounders - MLS), le gustamos y nos dejó en el equipo”.

Ahí realmente volvió el alma al cuerpo, la aventura tenía algo de sentido y el sueño empezaba.

Al menos eso parecía. “Yo no me sentí tranquilo sino hasta que firmé el contrato en Charleston porque la verdad era que si ellos no me firmaban yo no tenía para donde coger, quizá a vivir debajo de un puente”, dice Maikel mirando hacia atrás.

Pero claro, todos los esfuerzos y malos meses cobraron. “Firmé y me lesioné. Lloraba todos los días porque pensaba que me iban a despedir”, cuenta ya reposado. “Me apuraba para regresar y me lesionaba de nuevo. Me daba miedo hasta ver la cara del entrenador”.

Finalmente la cosa mejoró y tras pasar toda la temporada lesionado, el descanso del equipo lo usó para jugar fútbol Indoor. “Al regresar sorprendí al entrenador con mi estado y mi nivel”.

Y allí el camino tomó luz. “Al principio no me interesaba cuanto iba a ganar,con que tuviera un techo asegurado para dormir por un tiempo fijo, eso ya era suficiente para mí. Pero las cosas salieron bien”.

En Charleston, Maikel conoció a su novia, una colombiana (Barranquillera) que muy pronto llegará a hacerle compañía en Salt Lake City. Y allí, dejó a sus compañeros de aventura. Porque ahora el futuro es suyo.

La llegada a Salt Lake City

“Me han recibido muy bien, hay muchos muchachos latinos y me he sentido como en familia con ellos”, contó mientras preparan el debut en la temporada de USL visitando a Tulsa Roughnecks FC.

“Se siente más cerca el paso a la MLS. Estuve en pretemporada con el primer equipo y ahora todo depende de que haga bien las cosas”.

Maikel dice que no se pone metas personales cada temporada, sino que quiere aportar al equipo. “Queremos ser campeones esta temporada”, ese es el sueño inmediato.

Obviamente “llegar a MLS es otra parte del sueño”, y de darse ese paso, seguir soñando porque a pesar de todos los obstáculos aún hasta ahora sentía temor.

“Al llegar a Salt Lake City tenía miedo. Todo era muy nuevo, dejaba atrás a mis compañeros (con los que se evadió de Cuba)”, pero una vez dado el primer paso de dejar todo en la isla, no hay forma que una pelota no haga olvidar el resto e impulse a buscar los objetivos, aunque tenga que dar siempre un extra.

“Nunca nadie me ha menospreciado por ser un cubano jugando al fútbol.Pero sabemos que por venir de donde venimos tenemos que trabajar y demostrar el doble. Si fuera beisbolista, y cubano, la cosa sería otra”. (Tomado de AS.com)

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