Raico salva a los elegibles.

 

Otra vez Raico Arozarena fue la figura de los Elegibles y los salvó de un ridículo histórico en Jamaica ante un equipo local, que no pudo anotar ni siquiera con el arco vació y a un metro de la puerta.

Decir que hubo un partido es ser demasiado pretencioso pues los Jamaiquinos inclinaron la cancha desde el minuto uno ante unos Elegibles que salieron con la instrucción de estar siempre con el culo pegado al marco de Arozarena en uno de los planteamientos más mediocres que le hemos visto a Nombre de Jeva desde que tomó las riendas de los Elegibles y eso ya es mucho decir.

Desde luego los especialistas de Facebook, fanáticos de dos días hablara de plantillas, de valores etc, pero para aquellos que llevamos años en esto resulta imposible recordar un partido contra Jamaica en el que los rivales hayan sido tan superiores a pesar de que en antaño las diferencias en las plantillas eran más abismales que las de hoy, eso claro sin mencionar que si los Elegibles tienen esta plantilla es por pleno gusto de los jefazos que por supuesto de protocolos deportivos tampoco saben mucho, metidos en la anca de la selección como si fueran parte del cuerpo técnico.

Pero regresemos al esperpento que vimos en el estadio nacional de Jamaica, los Elegibles se mostraron sin idea de futbol, amontonados atrás incluso defendiendo con los 11 jugadores dentro del área en los tiros de esquina sin nadie si quiera para intentar un contragolpe en busca de conseguir algo ofensivamente.

El amontonamiento siguió en las líneas de 5, de 6 y de 10 que mostraron en defensa en ocasiones y hablamos de amontonamiento porque a pesar de la estas famosas líneas y de que en ocasiones trataran de par dos líneas defensivas Jamaica tocó a placer, trianguló y penetró a los Elegibles sin embargo no supo definir frente a Raico que se mostró como ya mencionamos anteriormente inmenso para resolver la ineficacia defensiva de sus compañeros.

En definitiva mucha suerte, poco futbol y como dije en la previa el Negrito de la Caridad nos salvó de la vergüenza.