Rotos

Nuestros corazones, tan rotos como rota lució la selección nacional de futbol en sus dos partidos de preparación en República Dominicana este fin de semana donde cayó por partida doble ante la selección olímpica de ese país.

Rotos y sin palabras para describir lo vivido, lo visto, sin que se tome como hacer leña del árbol caído. ¿Cómo justificar lo injustificable? ¿Cómo buscar la luz en un agujero negro?

Y es que lo más preocupante no es las dos derrotas, lo más preocupante es la falta de futbol , a falta de una propuesta futbolística de una selección, que a falta de cuatro días para el debut frente a la selección más importante de la CONCACAF aun no tenga un once titular definido, que siga hace pruebas, inventos de niño de quinto grado o de entrenador de la Liga de la Pedrada.

No voy a entrar en arengas triunfalistas, ni vender falsas esperanzas, porque más del amor por mi camiseta, del cariño que le tenga a muchos de los muchachos a los que he visto crecer desde que estaban en la Sub 17 cubana, hay que hacer realistas, y a estas alturas del partido solo un verdadero milagro nos evitaría una vergüenza mayor frente a México el día 15.

Y es que Cuba no tiene un equipo, no juega como equipo, es solo un grupo de jugadores que a base de talento individual trata de sacar adelante esta especie de aborto creado por Mederos, Cuba vive del pelotazo, de lo que pueda hacer un Baquero solo y su alma en la media, cuando le entregan el balón o de una genialidad de Arichel, Caballero o Santa Cruz, pues el pobre Paradela vive desaparecido ante la nula cantidad de balones que recibe a pesar de que intenta moverse en todo el frente de ataque para buscarse un espacio.

Pero lo vivido en estos días es solo una muestra de lo que podría llamarse Crónica de una muerte anunciada, todos sabían que pasaría, todos sabían que la sele iba camino a la debacle, pero nuestro amor por ella, nos hacía volvernos ciegos a la realidad al destino al que nos encaminábamos.

Una selección enferma desde el momento mismo de su confección, conformada por razones al futbol y en la que sacrificó a jugadores que tuvieron un monumental Campeonato Nacional y que de una manera u otra llevaron a las improvisaciones vistas sobre el terreno de juego en los últimos días.

Una selección nacional que debió depender del trabajo de amigos, fuera del país para poder conseguir partidos amistosos ante la inoperancia de su directiva para poder conseguirle topes, una selección conformada por jugadores que debieron volver a sufrir las desatenciones durante la preparación y estadía en el Marrero, una selección en la que parece sus jugadores están lejos de estar felices.

Frustraciones que llevan a jugadas infantiles como la de Daniel Luis Sáez, un tremendísimo jugador, referente dentro y fuera de la cancha, que perdió la cabeza, tal y como le ocurriera a Sandy Sánchez en el primer partido, haciéndose expulsar.

La selección está tan rota como nuestros corazones y se encamina al desolladero el próximo sábado en Pasadena. Será un sábado, unos 90 minutos interminables, un sábado que desde ya quisiéramos borrar para mirar adelante, no es cobardía, es realismo, el futbol es impredecible y los Dioses del mismo caprichosos, pero por lo visto, por lo vivido este fin de semana, el próximo sábado podría ser uno de los días más oscuros en la historia de nuestra selección.