Las palabras se niegan a unirse para formar oraciones, frases completas que puedan expresar el shock y la tristeza de la noticia, el golpe, por sorpresa, nos ha dejado en el aire, sin una base lógica para explicar o tratar de entender lo que pasó.
Aun no lo creo, reviso una y otra vez los muros de Facebook con la esperanza de ver sus palabras desmintiendo la terrible noticia, pero con los minutos la incredulidad va dando paso a la certeza: Alessandro Amador ha fallecido en México.
Los detalles de los hechos que hayan llevado al terrible desenlace son lo menos relevantes, lo crudo y terrible de la noticia toma predominancia ante todo lo demás.
“Gracias amigo, te agradezco, ahí estamos en contacto. Bendiciones a la familia” fueron sus últimas palabras el miércoles pasado al despedirse en una conversación donde me contaba lleno de ilusión sus planes de cara al futuro, sus deseos de cuidar a su familia y de avanzar como jugador y su sueño de jugar en los Estados Unidos.
Sueños que hoy quedan truncados, inconclusos acá en el mundo de los mortales, porque allá arriba, hoy alegrará las almas que le acompañan con la alegría de su juego, con sus gambetas y sus goles, pues la muerte ingrata no podrá apagar su futbol ni sus recuerdos.
Miembro de las selecciones juveniles cubanas de futbol y con una promisoria carrera futbolística su temprana partida sume al futbol cubano en un inmenso luto y a los que tuvimos la dicha de ser tocados por su presencia en una inmensa tristeza.
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